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Samos

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Samos ha sido siempre un lugar cargado de historia y tradición jacobea inmerso en una espectacular naturaleza y con impresionantes monumentos, que lo hacen uno de los lugares más singulares del Camino francés.

Las evidencias que han llegado hasta nuestros días muestran el antiguo asentamiento prehistórico de estas tierras. Los vestigios más antiguos de los primeros pobladores de la zona se encuentran en las cuevas de Santalla, los túmulos megalíticos de Bustofrío y Trascastro, y los castros de Loureiro y Formigueiros. Junto a ellos, destacan las mámoas de la Serra de Édramo, la zona con mayor concentración de estas construcciones funerarias.

La abundancia de estos antiguos poblados o castros confirma la importancia de la cultura castreña, evidenciada en lugares como Pascais, Romelle, Lourido, Extraxiz o Teivilide, donde se puede datar la presencia de esta cultura entre el siglo VII antes de Cristo y el siglo II después de Cristo.

La amplísima historia de estas tierras da idea de su importancia geoestratégica durante milenios. La llegada de los monjes en el siglo VI marcó la historia del municipio, siempre íntimamente ligada a su monasterio, el gran atractivo de la zona. Su origen se remonta a la época de dominio suevo y visigodo, quedando abandonado en el año 714 con la llegada de los árabes a Lugo.

Ya en el siglo X, tras la adopción de la regla de San Benito, el monasterio se dedica a dar hospitalidad a los peregrinos en el año 960. Y en el siglo XV, los Reyes Católicos implantarían una reforma en los monasterios benedictinos, orden a la que se incorporó Samos (1505), lo que supuso un importante impulso en el aspecto económico y en la formación monacal.

En el siglo XIX fue también hospital de guerra durante la ocupación francesa y pasó de ser habitado por 37 monjes a solo 3, con el consiguiente deterioro del edificio. No será hasta el año 1880, cuando el monasterio inicie su resurgimiento con la llegada de nueve monjes de la orden procedentes de Valladolid, que trabajarán en la restauración. 

Toda la historia de Samos está ligada a su monasterio, incluso su nombre primitivo, “Samanos”, que según el Padre Sarmiento significa “una comunidad religiosa”. Sin embargo, esta tierra guarda muchos otros atractivos y secretos, de ahora y de nuestros ancestros, que bien merecen ser descubiertos con la mirada de la actualidad. No te pierdas ningún rincón de Samos y adéntrate en un apasionante viaje por la historia que arranca con árboles que adquieren la forma de personajes mitológicos de Galicia que le dan la bienvenida al visitante.

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Información práctica

Qué ver

  • monasterio-de-samos
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    Monumento

    Monasterio de Samos

    El Monasterio de Samos, fundado en el siglo VI, es uno de los más antiguos de Occidente que aún sigue en funcionamiento. Situado en un entorno natural privilegiado entre Triacastela y Sarria, este monasterio benedictino ha sido durante siglos un punto clave para los peregrinos del Camino de Santiago.
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  • pazo-de-lusio
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    Monumento

    Pazo de Lusío

    El Pazo de Lusío, situado en el municipio de Samos, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura señorial gallega. Su construcción original data del año 1551, por encargo de López Vázquez de Vilamexe y su esposa Leonor Alfonso de Balboa, como atestigua una inscripción grabada junto al escudo familiar en la fachada. En él se representan los emblemas de Castilla y León, la Casa de Braganza y las familias Vázquez, Balboa y Lusío.
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  • Capela do Salvador
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    Monumento

    Capilla del Salvador ó del Ciprés

    Situada a escasos cien metros del monasterio es el resto más antiguo que conserva el conjunto. Posiblemente se trate de una antigua celda monástica. Su construcción en losas de pizarra data del fin del siglo IX o principios del X, de ahí que responda al estilo mozárabe.
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