Villafranca del Bierzo
Los orígenes de lo que hoy conocemos como Villafranca del Bierzo se remontan a tiempos prerromanos y romanos, que siguen presentes a través de los hallazgos arqueológicos aquí encontrados. Mucho antes otros pueblos habitaron el lugar, ya que aquí han aparecido hachas neolíticas y restos de explotaciones en busca de oro. Ha sido un punto clave en las rutas prerromanas y se menciona por primera vez en el año 791 con motivo de una batalla entre musulmanes y cristianos.
Con el inicio de las peregrinaciones a Santiago en el año 813, Villafranca se transformó en un importante punto de asistencia para los peregrinos. En 1070, monjes benedictinos franceses fundaron el monasterio de Santa María de Cluniaco para atender a los caminantes, promoviendo también el cultivo de la vid.
A lo largo de los siglos, surgieron diferentes hospitales para atender a los necesitados. La villa se desarrolló como un burgo de francos y en 1072, Alfonso VI eximió a los peregrinos del pago de portazgo.
En los siglos XIV y XV, Villafranca prosperó con una comunidad de artesanos y una creciente burguesía, construyendo importantes edificios como el Castillo y la Colegiata. Durante la Guerra de la Independencia, fue saqueada pero también tuvo gran protagonismo como centro de operaciones.
En el siglo XIX, mantuvo su importancia administrativa y demográfica, y ya en el XX, se consolidó como un destino turístico gracias a su belleza y la revitalización del Camino de Santiago. La economía local se basa en el turismo y la agricultura, especialmente gracias a sus viñedos y huertas.
A continuación, descubre los puntos de interés más destacados de Villafranca del Bierzo: