Arzúa
A apenas 40 kilómetros de Compostela, el trazado del Camino francés cruza Arzúa de este a oeste. Según se recoge en documentos jacobeos, aquí se encontraban los hornos para la cal empleada en la construcción de la Catedral compostelana. Los propios peregrinos llevaban la piedra caliza hasta Castañeda como una forma de penitencia, recolectándola directamente cerca de Triacastela.
En la Edad Media surge la veneración del sepulcro del Apóstol Santiago y, con ella, las primeras peregrinaciones jacobeas. El auge de estos caminos formaba una importante encrucijada y con ella creció una pequeña aldea, que el Códice Calixtino menciona como “Vila Nova”. Con el tiempo, este asentamiento se convertiría en Santiago de Arzúa.
Para atender física y espiritualmente a los peregrinos, se erige el hospital de Ribadiso da Ponte, y se construye el convento de la Magdalena, con la obligación de proporcionar asistencia a los caminantes.
Arzúa mantiene intacta la esencia de su pasado y sus raíces romanas, siendo uno de los lugares clave de la cultura jacobea, que ha logrado perdurar en estas tierras a lo largo de los siglos.
Aquí, además de los famosos quesos de la Denominación de Origen Protegida Arzúa-Ulloa y la miel, encontrarás una gran variedad de atractivos turísticos: fiestas gastronómicas, monumentos, iglesias y capillas que todavía conservan importantes rasgos románicos, además de arquitectura civil, edificios destinados al peregrino y casas señoriales.
A continuación, descubre los puntos de interés más destacados de esta localidad.