Pazo de Lusío

Aunque fue edificado en el siglo XVI, el pazo presenta elementos arquitectónicos añadidos en el siglo XVIII que enriquecen su valor histórico. La estructura, completamente de piedra, está rodeada de jardines y conserva detalles típicos de los pazos gallegos, como balcones de madera, gruesos muros de protección, arcos de medio punto y grandes ventanales con marcada influencia colonial, reflejo de los lazos que la familia mantuvo con América, especialmente con Cuba.

Durante siglos, el Pazo de Lusío tuvo un papel central en la vida rural y social de la comarca, sirviendo como residencia señorial y centro económico de la zona. Su proximidad al Camino de Santiago lo convierte hoy en un punto de interés para los peregrinos. Aunque no está directamente en la ruta oficial, basta un breve desvío de un kilómetro desde San Cristovo do Real, en la etapa entre Triacastela y Samos, para visitarlo.

En la actualidad, el pazo ha sido cuidadosamente rehabilitado y funciona como albergue público. Sus antiguos salones han sido adaptados como dormitorios, respetando la arquitectura original, y ofreciendo a los peregrinos la oportunidad única de alojarse en un edificio histórico, aunque solo por una noche.

Entre los elementos conservados destacan los antiguos hornos de la herrería, cuyos trabajos llegaron incluso a la Catedral de Lugo, así como diversos detalles arquitectónicos de gran valor histórico y artístico. El Pazo de Lusío es, sin duda, una joya escondida en el Camino, donde se respira historia, arte y tradición gallega.