San Facundo de Ribas de Miño

En 1997, fue sometido a una restauración que recibió el prestigioso Premio del Colegio de Arquitectos de Galicia, siendo considerado el mejor proyecto realizado en la región. Además de su destacada arquitectura, el entorno es inigualable, rodeado de viñedos que descienden por las laderas del Monte de la Trapa hasta el río Miño. Otro de sus grandes atractivos es la presencia de un embarcadero para catamaranes.
Se dice que la bóveda de la iglesia de San Facundo de Ribas de Miño es la primera manifestación del estilo gótico en la Península Ibérica. Está formada por seis arcos de piedra robustos que convergen en una clave colocada a una altura de solo 5,30 metros.
San Facundo fue fundado alrededor del año 1120 con el propósito de recibir a los peregrinos que viajaban a Santiago. La historia de este conjunto comienza poco antes, cuando la reina Doña Urraca, en un arrebato, decide cortar la fuente de ingresos que los peregrinos proporcionaban al Arzobispo Xelmírez y derriba el puente de Portomarín sobre el río Miño, que era parte del Camino Francés a Compostela. En respuesta, los monjes benedictinos se instalan donde el río Miño se calma para cruzar en barcas a los peregrinos que viajan a Santiago, fundando el monasterio. Por aquel entonces, Pedro el peregrino reconstruye el puente de Portomarín, convirtiendo a San Facundo en el refugio de los viajeros que no podían pagar el peaje y pasaban la noche en la iglesia.
En este monasterio, los peregrinos son acogidos, escuchados y atendidos como si fueran parte de una gran familia. Aquella "casa jacobea" llena de historia es actualmente un monumento de importancia nacional.